Arropar es una acción cariñosa y protectora, consistente en tapar o abrigar a alguien con mantas. Es una demostración de afecto y cuidado hacia otra persona, especialmente cuando esta se encuentra fría o enferma. En momentos de necesidad, arropar permite proporcionar calor y comodidad, promoviendo así un ambiente de bienestar y seguridad.
Esta práctica es comúnmente asociada con el cuidado de los bebés, ya que les proporciona la sensación de estar contenidos y protegidos, ayudando a conciliar el sueño y a tranquilizarse. Sin embargo, arropar también se extiende a otras etapas de la vida, como en el caso de personas mayores o enfermas que requieren de un cuidado especial.
Cuando se arropa a alguien, se le ofrece un refugio físico y emocional, un gesto que transmite afecto, calidez y cercanía. Además de su función práctica de mantener el calor corporal, arropar tiene un impacto positivo en la salud mental y emocional, ya que promueve la relajación y el bienestar general.
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