Debilitar, en términos generales, implica reducir la fuerza o poder de algo. Este verbo puede aplicarse tanto a objetos tangibles como a situaciones abstractas. Cuando se debilita algo, se disminuye su capacidad efectiva o su influencia. Por ejemplo, en el contexto militar, debilitar a un ejército puede implicar reducir su número, sus recursos o su moral. Además, también puede referirse a debilitar una economía, disminuyendo su crecimiento o deteriorando su estabilidad financiera.
En el ámbito individual, debilitar puede tener diferentes connotaciones. Puede referirse a debilitar la salud, cuando alguien padece una enfermedad que reduce su vitalidad o energía. También puede aplicarse a debilitar el estado de ánimo, indicando que una persona se siente desanimada o deprimida.
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