Un zoófago es un organismo que se alimenta exclusivamente de animales. Estos seres se encuentran en diferentes niveles de la cadena alimentaria, desde insectos como las arañas hasta grandes depredadores como los tigres y las orcas. La dieta de un zoófago puede variar dependiendo de su especie y hábitat, pero siempre se basa en la caza y consumo de otros seres vivos.
Los zoófagos tienen adaptaciones físicas y comportamentales para capturar a sus presas, como garras afiladas, dientes y mandíbulas poderosas, o incluso la capacidad de camuflarse para sorprender a sus víctimas. Son parte integral de los ecosistemas y cumplen un papel crucial en la regulación de las poblaciones de otros animales.
Es importante destacar que los zoófagos no deben confundirse con los carnívoros, ya que estos últimos pueden tener una dieta más variada, incluyendo también plantas o material orgánico. Los zoófagos, en cambio, son **estrictamente** depredadores y necesitan consumir carne para sobrevivir.
Algunos ejemplos de zoófagos son los lobos, las águilas, los cocodrilos y los leones. Estos animales son excelentes cazadores y tienen una serie de adaptaciones específicas que les permiten cazar y alimentarse eficientemente. Su papel en los ecosistemas es fundamental para mantener el equilibrio y la biodiversidad.
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