La atracción es un sentimiento de pesar que experimentamos cuando sentimos vergüenza o temor a un castigo eterno. Este sentimiento suele estar asociado a la culpa y al remordimiento por haber cometido algún acto considerado moralmente incorrecto.
La atrición surge de nuestra propia conciencia y del reconocimiento de nuestras acciones erróneas. Es un proceso interno que nos lleva a reflexionar sobre nuestros actos y a experimentar un profundo arrepentimiento.
Es importante destacar que la atrición está relacionada con nuestro sentido de responsabilidad y de justicia. Nos hace confrontar nuestras faltas y nos impulsa a buscar la reconciliación y la reparación de nuestras acciones.
La atrición puede ser un motor para el cambio y la transformación personal. Nos invita a cuestionarnos, a buscar el perdón y a tomar medidas para enmendar nuestro comportamiento.
No obstante, es fundamental entender que la atrición no es suficiente para alcanzar la redención. Es necesario también la contrición, es decir, un auténtico arrepentimiento y un compromiso real de cambiar nuestras conductas dañinas.
Por lo tanto la atrición es un sentimiento de pesar y arrepentimiento que surge ante la culpa y el temor a un castigo eterno. Es un primer paso hacia el cambio y la reconciliación, pero requiere de una verdadera contrición y transformación personal.
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