El Onagro fue una pequeña catapulta móvil utilizada por los romanos durante la antigüedad. Era conocido por su diseño innovador y su efectividad en el campo de batalla. Esta máquina de guerra consistía en un brazo de madera montado en un soporte giratorio, con un sistema de tensión que permitía lanzar proyectiles a largas distancias. La palabra «Onagro» proviene del griego, que significa «asno salvaje», en referencia a la forma en que el brazo de la catapulta se balanceaba hacia adelante y hacia atrás como la cola de un asno. La fuerza de lanzamiento del Onagro se generaba por la tensión de un tirante flexible, como una cuerda de torsión o un tendón de animal. Esta característica permitía que el Onagro pudiera lanzar diferentes tipos de proyectiles, como piedras, flechas o incluso barriles de fuego, lo que lo convertía en una herramienta altamente versátil en el campo de batalla. A lo largo de los años, el diseño del Onagro se fue perfeccionando y se convirtió en una de las armas más temidas del ejército romano.
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