Un racimo es un conjunto de flores o frutos unidos por un tallo común. Esta estructura es muy común en muchas especies de plantas y se puede encontrar tanto en el reino vegetal como en el reino de los hongos. Los racimos son una forma de inflorescencia que permite a las plantas producir múltiples flores o frutos en un solo tallo, lo que maximiza su capacidad de reproducción y dispersión de semillas.
En un racimo, cada flor o fruto individual se conoce como «pétalo» o «baga», respectivamente. Estos pétalos o bagas están unidos al tallo principal o eje del racimo, que proporciona soporte y nutrición a cada elemento de la estructura. Los racimos pueden variar en tamaño, forma y densidad, dependiendo de la especie de planta.
Los racimos suelen ser notables por su aspecto agrupado y compacto, lo que les da una apariencia llamativa y atractiva. Además, su forma facilita la polinización por parte de animales y agentes de dispersión de semillas, ya que concentra una gran cantidad de flores o frutos en un solo lugar. Algunas plantas famosas por sus racimos son las uvas, los plátanos y las flores en racimo de la lavanda.
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