El Sacristán es un miembro importante del equipo eclesiástico encargado de asistir al sacerdote en el servicio litúrgico. Su función principal es preparar y mantener la sacristía, lugar sagrado donde se guardan los objetos litúrgicos y se visten los ministros. Además, el sacristán se encarga de organizar y coordinar los diversos elementos necesarios para la celebración de la misa, como el vestido litúrgico, el incienso y los cálices.
El sacristán también desempeña un papel importante durante las ceremonias religiosas, ya que está a cargo de asistir al sacerdote en el altar, preparar el incensario y lleva el libro de lecturas. También es común que colabore en la distribución de la comunión durante la misa.
Además de sus responsabilidades litúrgicas, el sacristán también puede ayudar en la administración de la parroquia y en la organización de eventos religiosos. Es un colaborador clave en la comunidad parroquial, asegurándose de que todo esté en orden y se realice de acuerdo con las normas establecidas por la Iglesia.
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