La técnica de incrustar consiste en embutir piedras, metales u otros materiales en una superficie para adornar y embellecer algo. Esta técnica se ha utilizado desde tiempos antiguos en diversas culturas alrededor del mundo.
El objetivo principal de incrustar es mejorar la apariencia de un objeto, ya sea un mueble, una joya o una estructura arquitectónica. Las piedras preciosas, como diamantes, rubíes y zafiros, suelen ser muy apreciadas y utilizadas en la incrustación debido a su brillo y valor estético.
Para incrustar, se realiza una abertura, conocida como «calado», en la superficie del objeto donde se desea colocar el material. Luego, se encaja o suelda el material dentro de esta abertura de manera que quede bien ajustado y seguro.
La incrustación requiere habilidad y precisión, ya que es importante que el material incrustado esté nivelado con la superficie del objeto para lograr un acabado elegante. Además, se deben utilizar herramientas adecuadas, como buriles y pulidores, para dar forma y pulir los bordes del material incrustado.
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