Anders Breivik fue el autor del atentado de Noruega en 2011, donde llevó a cabo dos ataques terroristas que dejaron un saldo de ocho personas muertas en un bombardeo en Oslo y 69 jóvenes asesinados a tiros en un campamento de verano en la isla de Utøya. Este acto terrorista conmocionó a Noruega y al mundo entero.
Breivik, un ciudadano noruego de extrema derecha, llevó a cabo este ataque con la intención de combatir lo que él consideraba una «invasión cultural» y la «islamización» de Europa. En su manifiesto titulado «2083: Una Declaración Europea de Independencia», Breivik expresó sus ideologías nacionalistas y xenófobas, así como su aversión hacia el multiculturalismo.
Después de ser arrestado, Breivik fue sometido a un juicio en Noruega, donde fue declarado culpable de homicidio y terrorismo. Fue condenado a la pena máxima de 21 años de prisión, la cual puede ser extendida indefinidamente si se considera que sigue siendo un peligro para la sociedad.
El caso de Anders Breivik ha generado debate sobre temas como el extremismo político, la seguridad, el racismo y la libertad de expresión. Este trágico incidente sirve como un recordatorio de la importancia de estar alerta y combatir la violencia y la intolerancia en todas sus formas.
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