El estornudo es un acto reflejo irreprimible que se produce como respuesta a la irritación o obstrucción de las vías respiratorias superiores. Consiste en una expiración violenta y repentina que permite expulsar de forma rápida y eficaz cualquier sustancia extraña que haya ingresado al sistema respiratorio.
Este acto reflejo es desencadenado por diversos estímulos, como alergias, infecciones respiratorias, cambios bruscos de temperatura, o incluso la exposición a la luz intensa. En esos casos, el estornudo se produce como una forma de proteger el sistema respiratorio.
El proceso fisiológico del estornudo involucra una serie de contracciones musculares en la zona del tórax y del diafragma, lo que genera una disminución rápida de la presión intratorácica. Esto provoca la expulsión del aire acumulado en los pulmones a una velocidad muy alta, a veces superior a los 160 km/h.
Es importante destacar que la principal función del estornudo es mantener las vías respiratorias despejadas y libres de cualquier sustancia irritante o extraña. Por eso, se considera una respuesta defensiva y beneficiosa para el organismo.
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